29 de mayo de 2008


"Mi Musa"

El hombre es lo que es, pero también lo que todavía no es. Vive inclinado hacia el futuro. Vive deseando y es él mismo su deseo. El hombre se va a morir, pero tiene apetito de eternidad. El hombre es mortal y es esa tragedia la que lo hace libre, la que lo convierte en constante posibilidad. Posibilidad de caída o de salvación. El hombre se va a morir y por eso ama.
Cuando el hombre escribe, muchas veces suele decir que en sus odios suena una dulce melodía que dicta lo que debe expresar en el papel o medio que utilice para explayarse, lo cierto es que la explicación mas concreta de estas manifestaciones a las cuales llaman voces del mas allá, razonamiento o inconciente, esta definido como MUSA.
La poesía por ejemplo no puede decirse que es simplemente una vivencia traducida en adecuadas palabras, sino que es aquello que el artista expreso al verse incitados por las divinas voces de las diosas, La inteligencia, la destreza, el rigor de los aprendizajes, de poco servían sin la intervención de las musas.
Y quienes son ellas? las musas son hijas de Zeus y de Mnemosine, es decir, la memoria. Zeus se unió a ella en Pieria durante nueve noches seguidas. Al cabo de un año, Mnemosine dio a luz a sus nueve hijas. Calíope, la primera de todas, en dignidad. Y después: Clío, Polimnia, Euterpe, Terpsícore, Erato, Melpómene, Talía y Urania. Paulatinamente a cada una se le fue asignando una función determinada. A Calíope se le atribuye la poesía épica; a Clío, la historia; a Polimnia, la pantomima; a Euterpe, la flauta; a Terpsícore, la poesía ligera y la danza; a Erato, la lírica coral; a Melpómene, la tragedia; a Talía, la comedia; a Urania, la astronomía.
Hoy siento que ella es mi musa, tal vez sea ilógico llamarla de esta forma al ser conciente en todo el sentido de la palabra que no proviene del fruto del supremo de los dioses, pero así lo siento.
Ella es la dulce melodía que acompaña mis días, no suelo llamarme artista porque no tengo momentos claves para expresar las vivencias, futuro o razonamientos establecidos.
Pero en cierta forma me veo influenciada, los artistas van hacia el inconciente a en busca de su obra maestra, y para esto tiene la capacitación y estado necesario, de lo contrario su nombre seria mal empleado.
Por eso es que debo admitir que lo mío no puede ser clasificado como la imprescindible obra de un artista sino más como un común de los millones de mortales que hoy estamos.
Lo cierto es que ella indica en mí la mayoría de las cosas, murmura en mi oído para que yo continúe en el plan de perfección al que esto me llevo.
Espero que continúe y no perderla.
Ayelén, mi musa.

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