14 de junio de 2008

Cuando uno esta mal, pero no por algo que le pase a uno sino porque siente que se le va un pedazo de corazón con un ser querido, no piensa en nadie mas que en esa persona.
No levanta el teléfono para avisarle a nadie, solo quiere que esa persona mejore y si alguien se entera y lo apoya se siente muy bien.
De mas esta agradecer a aquellos a los que solo mande un mensaje estuvieron conmigo, tal vez con una presencia física sino simplemente con una palabra de aliento o lo que en ese momento sentían que me podía hace bien.
A los que se enteraron por terceros, igual de agradecida les estoy por estar y ayudarme a salir a flote y por demostrarme que a pesar de que en ese momento no los llame estubieron porque son amigos y saben lo que son para mi y se lo que soy para ellos y no les importo nada mas que yo y me estado.
A los que llame y mande un mensaje para avisar y no respondieron, cada uno sabe lo que hace.
Y a los que se enteraron por terceros y hicieron oídos sordos, lo mismo digo. No soy nadie para decir lo que es la amistad ni mucho menos, pero creo que la vida nos va enseñando con diferentes acciones que amigo es el que esta en las buenas y en las malas y a pesar de todo y de todos.
Sin importar acciones o resentimientos estupidos.
Por eso quiero agradecerles a todos los que estuvieron conmigo en estos momentos difíciles, a los que yo se que están en las buenas y en las malas.
Así como alguna vez me preguntaron si yo era amiga de las personas solo en los buenos momentos la misma pegunta les hago a esas personas.
Porque creo que el pez por la boca muere. Sin hablar de más, quiero agradecer nuevamente a los que están y estuvieron siempre.
Y sin mas para decir los que no estuvieron deben saber de su mente hacia adentro porque no lo hicieron, y perdón a aquellos que no les avise en un primer momento pero entiendan que mi cabeza explotaba y sentía que una vez mas en menos de dos meses perdía a una de las personas que mas amo en el mundo.
Gracias al cielo muchos amigos lo entendieron y estuvieron, gracias por mancarme y estar siempre.
Por esos llamados interminables en los que preguntaban por mi abuela y por mi, por esos mails en los que me daban fuerzas o peguntaban si necesitaba algo.
Gracias a los que estuvieron, y a los que ellos sabrán.
Y gracias por demostrarme que definitivamente un amigo es el que esta en las buenas y en las malas como lo hicieron ustedes, y que esos se cuentan con los dedos de las manos, como lo hago con ustedes.

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